Argentina
El Gobierno de Jorge Macri gastará millones de pesos para renovar la cancha de la Villa 31
La asignación de estos fondos públicos fue calificada como un «despilfarro indignante» por parte de diversos sectores, quienes consideran que existen otras prioridades en la ciudad.
La asignación de estos fondos públicos fue calificada como un «despilfarro indignante» por parte de diversos sectores, quienes consideran que existen otras prioridades en la ciudad.
En un contexto de creciente presión fiscal sobre los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, ha generado controversia al lanzar una licitación por 629 millones de pesos para la renovación de una cancha en la Villa 31 de Retiro. Esta decisión ha sido duramente cuestionada, ya que se gastará una fortuna es un asentamiento urbano de carácter irregular, donde la mayoría de sus residentes no contribuyen al fisco a través del pago de impuestos y tampoco abonan por los servicios públicos.
La asignación de estos fondos públicos a una obra en un barrio con estas características ha sido calificada como un «despilfarro indignante» por parte de diversos sectores, quienes consideran que existen otras prioridades en la ciudad que requieren una atención más urgente y equitativa. Este gasto millonario contrasta fuertemente con el discurso de «austeridad» y «eficiencia» que suele esgrimir la administración de Javier Milei a nivel nacional.
Resulta paradójico que, días atrás, el jefe de Gobierno porteño criticara a dirigentes libertarios que se manifestaron con una motosierra frente a la sede del gobierno de la Ciudad. En esa ocasión, Macri afirmó con orgullo que la Ciudad «no necesita motosierra», destacando su gestión para mantener el «equilibrio fiscal». Sin embargo, la crítica que surge ahora es: ¿de qué sirve ese equilibrio fiscal si luego se dilapidan cientos de millones de pesos en obras que se consideran injustificables y que no benefician al conjunto de la ciudadanía?
Macri intentó generar temor entre los porteños al advertir que la «motosierra» de sus opositores «podría afectar servicios esenciales como el SAME o la educación pública, incluyendo la enseñanza de inglés desde el primer año». No obstante, sus detractores argumentan que la verdadera «motosierra» que promueven sectores como los libertarios apunta a recortar gastos superfluos y privilegios, como los que, a su entender, representa esta inversión en la Villa 31, considerada por muchos como un gasto innecesario, injusto y una ofensa para el contribuyente porteño.